En nuestro medio, la literatura, los cursos y el debate en materia constitucional abarcan aún un reducido número de temas, en comparación al avance y los derroteros que va tomando el Derecho Constitucional en otros países. La academia se ha centrado comúnmente en el estudio del Derecho Procesal Constitucional, en la compilación de la jurisprudencia del Tribunal Constitucional, y, últimamente, en la introducción de las discusiones respecto a la interpretación, la argumentación y la ponderación de derechos fundamentales.

 

Todo ello sin dejar de ser importante, no agota el espectro amplio que hoy abarca el Derecho Constitucional, y deja sin tratamiento o discusión una diversidad de temas que han sido muy fructíferos en otros escenarios y que aquí se encuentran casi por completo abandonados. Ese vacío requiere ser llenado con urgencia, no solo por suponer una renovación de contenidos tan necesaria en cualquier disciplina, sino por incorporar un espíritu crítico en la lectura de lo que el Derecho Constitucional debe ir desarrollando de acuerdo a las necesidades que surgen en una sociedad como la nuestra y con los problemas actuales que padece.

 

En dicho contexto, el tratamiento de nuevos temas y la incorporación de discursos diversos no solo sirven para el ejercicio teórico o académico, sino para la proposición de debates públicos que coadyuven a la ampliación y perfeccionamiento del Derecho Constitucional, de cara a que se cumplan efectivamente sus fines más nobles: la protección de los derechos fundamentales y el control adecuado del poder.